Llego al final la cuarta edición de Top Chef confirmando, con la victoria de Rakel, el spoiler que circulaba desde hace semanas. Fue una final rara, con solo un plato y postre, en la que Rakel tuvo que soportar la presión de tener al público mayoritariamente en contra, y en la que Víctor, con el viento a favor, nos aburrió apelando continuamente a su condición estelar, glosando la excelencia de sus propios platos, poniendo a caldo a los de Rakel para predisponer al público en su favor y apropiándose de un supuesto merecimiento que yo desde luego no vi. Es por eso que, aunque solo fuera por ver la cara que se le quedó al peruano, mereció la pena trasnochar.
PRUEBA DE SELECCIÓN DE PINCHES: PARIPÉ INNECESARIO
Francamente, el principio del programa me resultó sorprendente, más que nada, por la falta de emoción y la apatía con la que afrontaron la jornada los dos candidatos. Ni siquiera la música de película chunga de miedo conseguía convencernos de que allí se jugaba algo importante. Tras los saludos iniciales Chicote anunció lo esperable en estos casos, Rakel y Víctor podrían contar con la ayuda de dos de los ex-concursantes durante la final, fue entonces cuando éstos entraron en escena.
La entrada de los exconcursantes fue de todo menos emocionante, parecía más bien la entrada a una oficina un lunes a las 8 de la mañana, caras serias, miradas sostenidas, y no lo digo solo por Melissa, fue generalizado. El jurado preguntó a los candidatos cuales serían sus pinches ideales, Rakel dijo preferir a gazpachueleitor y a Julio Alcántara (o su hermano gemelo que era punki en los 80), mientras que Víctor se decantó por Montoro y Melissa (aunque parece que esto era parte de una enrevesada estrategia que cuesta comprender).
Pero en lugar de seleccionarlos directamente, los finalistas tuendrían que elegir a sus pinches a través de sus platos en una cata ciega. Tras emparejarse de manera supuestamente azarosa, tendrían que cocinar platos con marisco que catarían los finalistas, tratando de averiguar su autoría, y en base a ello, se quedarían con los autores de uno de los platos de su elección.
Una amontonada extracción de cuchillos trajo la siguiente distribución de exconcursantes, Flipadetti con Eva, los hermanos Brokeback Mountain, Julius & the Asimetric, Miss Misli y Tomás y Marcano y Richard, curiosamente, los dos que no mostraron clara preferencia por Víctor.
Los primeros minutos de la prueba nos trajeron las intenciones de las parejas, y con ellas la desilusión de comprobar que todas las propuestas eran más de lo mismo; un ceviche, un tiradito, un suquet, un tartar y, como no, una sopa fría (en este caso, una porra antequerana). Mientras tanto, en el almacén, a Rakel no se le quitaba de la cabeza la horrible posibilidad de elegir sin querer a Melissa como pinche en la final.
A la hora de coger los ingredientes se montó un pequeño descontrol en la despensa, donde los concursantes se disputaron las piezas vivas más apetecibles que estaban en acuarios, esta disputa provocó que se derramara una buena cantidad de agua en el suelo. No nos habríamos enterado de nada si no fuera porque poco después, Marcano entró a toda velocidad para buscar un ingrediente que le faltaba y patinó sobre el charco, dando con sus huesos en el suelo.
Los comensales no aclararon gran cosa sobre cual de los dos estaba más bueno, ambos gustaron, ambos sorprendieron, no hubo críticas a ninguno de los dos, más que nada porque el análisis fue completamente superficial. La decisión parecía que quedaba para los postres.
La cara de Víctor lo dice todo
PRUEBA DE SELECCIÓN DE PINCHES: PARIPÉ INNECESARIO
Emoción impostada al comienzo del programa
Francamente, el principio del programa me resultó sorprendente, más que nada, por la falta de emoción y la apatía con la que afrontaron la jornada los dos candidatos. Ni siquiera la música de película chunga de miedo conseguía convencernos de que allí se jugaba algo importante. Tras los saludos iniciales Chicote anunció lo esperable en estos casos, Rakel y Víctor podrían contar con la ayuda de dos de los ex-concursantes durante la final, fue entonces cuando éstos entraron en escena.
Rebosante de felicidad por volver a ver a su amiga
La entrada de los exconcursantes fue de todo menos emocionante, parecía más bien la entrada a una oficina un lunes a las 8 de la mañana, caras serias, miradas sostenidas, y no lo digo solo por Melissa, fue generalizado. El jurado preguntó a los candidatos cuales serían sus pinches ideales, Rakel dijo preferir a gazpachueleitor y a Julio Alcántara (o su hermano gemelo que era punki en los 80), mientras que Víctor se decantó por Montoro y Melissa (aunque parece que esto era parte de una enrevesada estrategia que cuesta comprender).
Portada del nuevo single, "Me recobro de tu cobra", del dúo cómico-musical Julius & the Asimetric
Pero en lugar de seleccionarlos directamente, los finalistas tuendrían que elegir a sus pinches a través de sus platos en una cata ciega. Tras emparejarse de manera supuestamente azarosa, tendrían que cocinar platos con marisco que catarían los finalistas, tratando de averiguar su autoría, y en base a ello, se quedarían con los autores de uno de los platos de su elección.
Cuidado con esos cuchillos que los carga el diablo
Una amontonada extracción de cuchillos trajo la siguiente distribución de exconcursantes, Flipadetti con Eva, los hermanos Brokeback Mountain, Julius & the Asimetric, Miss Misli y Tomás y Marcano y Richard, curiosamente, los dos que no mostraron clara preferencia por Víctor.
Que casualidad, cayeron juntos los dos que quería Víctor
Los primeros minutos de la prueba nos trajeron las intenciones de las parejas, y con ellas la desilusión de comprobar que todas las propuestas eran más de lo mismo; un ceviche, un tiradito, un suquet, un tartar y, como no, una sopa fría (en este caso, una porra antequerana). Mientras tanto, en el almacén, a Rakel no se le quitaba de la cabeza la horrible posibilidad de elegir sin querer a Melissa como pinche en la final.
Todavía no sabía que Richard le iba a poner en bandeja la elección
¿A la altura del de Montse?
Pena que no hubiera una cámara mejor colocada, porque dada la velocidad de crucero de Marcano, el pellejazo debió ser tremendo. Saltaron todas las alarmas, Roncero pidió calma, pero entre lamentos, el locuaz concursante se rehizo y ante la cámara personal, se permitió incluso bromear con Richard sobre el incidente.
"Marcano anda, sácate el limón de la boca"
Poco duró el resumen del cocinado, pero si que pudimos advertir que había algunos exconcursantes que habían venido a pasar el rato y echar unas risas, quizás porquee no tenían muchas ganas de participar en la final, o quizás porque sabían perfectamente que no lo iban a hacer, y yo, personalmente, me decanto por esta segunda opción.
Y para colmo, Chicote también ponía de su parte para que la cosa no fuera muy seria
El resultado final de cada pareja creo que es el fiel reflejo de su estado de motivación, como diría Jordi Cruz, se presentaron tres mierdas de platos, por lo que la elección no podía estar más decidida sin necesidad de pensar mucho.
El primero fue el plato de los risueños Flipadetti y Eva. Por cierto, vaya papelón que ha hecho Eva en el programa, ha tenido su propia eurovisión; no ha cocinado absolutamente nada, ha sido eliminada en el primer programa, en la repesca y en el programa de ayer, y para un día que la sacan un poco más, actúa de palmera de los chascarrillos sin gracia de Melissa y se suma a la marea anti-Rakel, a la que probablemente apenas conoce.
Para la próxima edición, tiraditos, ceviches y gazpachuelos debían estar vetados
No debía de estar nada bueno, porque la primera reacción de Víctor y Rakel fue de repulsión, después Víctor explicó un poco el motivo por el que no le gustaba, el charcazo blanco que fondeaba el plato debía ser leche de coco sin mezclar con ningún elemento ácido que le da ese sabor tan característico a estos platos. Imaginad lo que debe ser un ceviche o un tiradito sin el toque ácido de la lima o el limón.
"Joder, que ascazo"
Llegó el turno del ceviche de Julio y Melissa. No me ha gustado nada el talante con el que ha regresado Julio al programa, no me cuadra nada ese aspecto de punki reciclado que se ha puesto ni su actitud crítico-socarrona hacia Rakel, tengo la sensación de que tanto una cosa como la otra eran mas para intentar acercarse a Melissa, de la que no se separó ni un momento, que por propia convicción, y si es así, menudo tipejo, cómo nos había engañado antes.
Qué alegre y relajado se le ve con ese bracito por el hombro...
¿Ya no nos acordamos de esto?
El plato no había por donde cogerlo, sobre un mar de leche de tigre aparecían los trozos de los mariscos mal cortados y apelotonados, como si no hubieran puesto el más mínimo interés en hacer algo medio decente, como si no quisiera que los escogieran, Y todavía se preguntaba Melissa al final de la prueba que por qué no los había elegido Víctor.
Raquel extrae del plato el gran trozo de marisco que había
Más apetecible parecía el plato de los hermanos Bosch, el enésimo suquet de esta edición agradó a Víctor desde el ojo, y como creyó ver allí la mano se su deseado Montoro, se le ocurrió hacer creer a Rakel que ese podía ser el plato de Melissa. La estrategia funcionó a las mil maravillas y, aunque es evidente que a Rakel le encantó el plato , la mínima probabilidad de que fuera obra de Melissa disuadió a Rakel, dejando el camino libre a Víctor.
Rakel fue la única que no se dio cuentas de la cantosa estrategia del peruano
El siguiente plato, el de Miss Misli y Tomás fue un nuevo desastre, en este caso se trataba de un tartar de marisco sobre charcazo de nécoras. ¿Y qué decir de esos dos churretones de puré de apio-nabo semisumergidos en el susodicho charcazo? Pues eso.
Vómito felino en tres texturas
- Marcano, ¿está fuerte el tartar de Miss Misli?
- Fzzzziiiiiiii, un poquito
En el último plato, Richard había puesto todo para que Rakel lo descubriera, gazpachuelo y marisco en texturas, sólo podía ser de él. Le cambió la cara a la valenciana al reconocer, después de tanta porquería, el plato de su amigo, y Víctor le dio el empujón final, alabando de manera artificial y exagerada lo que estaban comiendo.
No podía ser de otro
Rakel soltó toda la tensión al ver aparecer por la puerta a Richard y a Marcano, mientras que su rival sonreía satisfecho de su propia astucia, la final estaba servida.
A partir de este momento, Víctor se instaló en la autocomplacencia
Pero antes de afrontar la final propiamente dicha, el jurado tuvo a bien sacarle a Rakel el tema de sus padres, y como la chica es verdad que tiene una historia muy triste a sus espaldas, pues salieron las lágrimas, pero no esas impostadas de las que tanto habla Víctor, lágrimas de verdad que conmovieron incluso a la propia Melissa...
Obviamente, Rakel echó de menos en esta ocasión tan especial a sus padres fallecidos
EL COMBATE FINAL
El lugar elegido para el evento fue la Abadía de Párraces, en el pueblo segoviano de Bercial, un monumento histórico que data del siglo XVI, y que hoy por hoy se usa para celebraciones de bodas y otros eventos.
El día ventoso no acompañaba al bonito enclave elegido
Como si de un reportaje de boda se tratase, allí aparecieron los finalistas llegando a la abadía, con gestos de complicidad y simpatía más falsos que las conversaciones de Ratatuille en las recetas del Lidl, pero el día no acompañaba, el frío y viento presagiaban una batalla dura.
Entrañable gesto de Víctor que se sacude la mano que Rakel le ha puesto en el hombro, una cosa es posar y otra cosa es invadir el espacio físico
Después llegó el turno de los seis exconcursantes que no participaban directamente en la final, vestidos con sus mejores galas y recién pasados por la pelo, muchos de ellos estaban irreconocibles, Tomás con gorrilla a lo Fito, Julio también con gorra, Flipadetti con aspecto increiblemente formal, Miss Misli en el papel de la señotita Rottenmayer, una señorita que vagamente recordaba a Eva y Melissa con pelazo al viento en una versión chunga de Merida, la protagonista de Brave.
Después, asistimos a la llegada de los familiares, cuatro por finalista. Del lado de Rakel, asistieron sus tíos y sus hermanos Nacho y Laura, por parte de Víctor, sus padres, llegados desde Perú, su esposa, la implacable crítica gastronómica y su hija Andrea, que demostró por sus comentarios haber heredado de su progenitor un defectillo bastante feo, la necesidad de hacer de menos a los demás creyendo que así te engrandeces a ti mismo.
Ante la llegada de tanto público, y al grito de: "que a esta gente no les falte de nada", Montoro se apresuró a preparar una olla de kalimocho
Con el público ya situado en los asientos, llegó el momento de la entrada de los protagonistas, pero fuera, ante la puerta que daba entrada al salón se produzco una conversación entre los finalistas que esconde mucha miga. Víctor le dice a Rakel: "Yo quiero ganarte a ti como tu quieres ganarme a mi, así que, que gane..." y se corta en seco, Rakel completa la frase: "...que gane el mejor". Ya sabemos que Víctor no da puntada sin hilo, y como para él no hay duda de quién de los dos es el mejor, fue incapaz de pronunciar una frase que pusiera a los dos en el mismo plano, y eso, no fue montaje.
La entrada de Víctor dejó clara la preferencia del público
Antes de pasar a la acción, un último momento para la emotividad, en una pantalla gigante se mostraron imágenes de la trayectoria de los dos finalistas en el programa, pero eligieron las buenas, no sacaron la pelea de Rakel con Montoro, o los comentarios machistas de Víctor, tampoco es que esta gente del programa sean mucho de echar sal en las heridas...
Si nos dicen que Rakel ha montado una secta y esto es una misa nos lo creemos
Después se anunció la composición del jurado, 25 espectadores anónimos del programa. Sobre este asunto ha habido bastante controversia tanto en los comentarios el blog como en las redes sociales, yo personalmente, hubiera sido más partidario de un jurado profesional, expertos que fueran capaces de apreciar más allá del sabor del plato, la dificultad técnica y el acierto en las elaboraciones, pero claro, siempre que no vinieran a hacer el paripé como los tres de la semana pasada.
El jurado compartiendo frases tópicas antes de la cata
Llegado el momento de empezar, Víctor hiperventilaba un poco, pero se le veía mucho más tranquilo que a Rakel, y esa tranquilidad se reflejó luego a la hora de organizar y dirigir el equipo de trabajo, mientras que el equipo del peruano trabajó como una cadena de montaje, en el de Rakel hubo muchas tensiones provocadas por la falta de templanza de ella. Finalmente, y tras este orolongado preámbulo, Chicote dio el pistoletazo de salida a las dos horas de cocinado.
Montoro espera con tensión el inicio de la prueba, Manu parece que había catado el kalimocho
Y lo primero que hicieron los candidatos fue explicar a sus equipos lo que habían pensado, y ahí observamos la primera diferencia entre uno y otro. A Víctor se le vieron muchas más tablas que a Rakel, dando una explicación detallada tanto de los elementos de los platos como de la presentación, Rakel, por su parte, apenas esbozó algunas ideas atropelladas mucho menos concretas.
Cuaderno en ristre, Víctor dejó instrucciones muy precisas a sus ayudantes
Víctor planteó un plato principal consistente en un lingote de atún, napado con una salsa potente de carrillera, acompañado de una crema de arroz con leche de coco (curioso que Melatrufan hizo una crema de arroz en la final del año pasado), brotes y toques cítricos, según él, un menú degustación en un solo plato. Como postre su idea era otro lingote, pero de tarta Sacher, con una falsa fresa encima, acompañado de fresitas, una salsa de maracuyá, floripondio de algodón dulce y unos toques de chocolate, en su "humilde" opinión, un postre sublime.
Manu duerme reflexiona sobre las instrucciones de Víctor
Rakel, a voces y a toda velocidad, dijo que pretendía hacer una ensalada mediterránea que incluyera toda la gama de sabores mediterráneos, como postre, planteó un recorrido por distintas versiones de chocolate, con toques de frutos secos y un guiño a la Mancha con la introducción de una mouse de azafrán.
Esta cara se le quedo al jurado tras escuchar a Rakel
La distribución de tareas fue más o menos similar en ambos equipo, uno para el postre, Richard y Manu, y los otros dos para el plato principal, donde se acumulaban la gran mayoría de las elaboraciones, sobre todo en la ensalada de Rakel, donde se incluían más de 15 elaboraciones. Lo curioso es que a esto lo llamó Víctor "ensamblar platos", no cocinar.
Rakel, muy metida en la elaboración de sus platos
La noticia de que Rakel iba a preparar una ensalada no tardó en extenderse entre los exconcursantes y la familia de Víctor, la burlona reacción de los primeros era más que previsible, pero lo que si que sorprendió fue escuchar a Andrea, la propia hija de Víctor, criticar irónicamente la decisión de la valenciana: "¿Una ensalada?, creo que se van a quedar con hambre"
Andrea también debe tener una estrella michelín (o se la presta su papá a ratos)
Preguntados los concursantes si habían hecho esos platos alguna vez, Rakel confesó que eran platos de su restaurante que sabía que funcionaban muy bien, sin embargo, Víctor dijo no haberlos hecho nunca (?????). Me resulta casi imposible de creer que un tipo que va a un concurso de este tipo, sabiendo además que tiene muchas posibilidades de ir a la final, no haya dedicado tiempo a preparar ese momento, y si de verdad no lo ha hecho es para hacérselo mirar.
Víctor cruza los dedos a su espalda mientras asegura que nunca ha hecho esos platos
Transcurrida la primera mitad de la prueba, y mientras el equipo de Víctor funcionaba como un reloj suizo, Rakel empezó a ponerse nerviosa y advirtió a su gente de que en media hora tenían que empezar a emplatar porque el montaje de 25 ensaladas era muy complejo. Ya no se relajó hasta la entrega del trofeo.
A partir de este momento todo fueron prisas
A estas alturas de la prueba Roncero se pasó por la mesa de los exconcursantes para preguntarles sus pronósticos. Flipadetti mostró su preferencia por Víctor, igual que Melissa, pero la moñetes tuvo la deferencia de suavizar un poco el tono con respecto a Rakel, asumiendo que en el fondo ella había sido al menos tan culpable del problema como la valenciana.
El más medido en su comentario fue Julio, que sin posicionarse en favor ni en contra de nadie, quiso destacar virtudes en ambos rivales, de Rakel alabó su progreso a lo largo de los días, y de Víctor puso el acento en la regularidad.
Peladito de adolescente, morros femeninos marcados en el cachete, ¿crisis de la mediana edad?
Mientras Rakel empezaba a pasarse un pelín de borde con Marcano y Richard ejercía de apagafuegos, en el equipo rival surgía un problema con la falsa fresa de maracuyá. Quizás fuera por la consistencia de la crema o quizás por exceso de tiempo en nitrógeno, el caso es que las fresas se resquebrajaban al desenvolverlas y el tiempo empezaba a apremiar. al final, con algo de chapucería consiguieron sacar el trabajo y que quedara algo medio decente en el plato.
Manu y Montoro también querían que su plato llevara migas
Solucionado el problema en el equipo de Víctor, la alarma saltó en el de Rakel, un despiste de la valenciana por exceso de celo en la vigilancia de Marcano llevó a que sus migas se pegaran en el fondo de la sartén, por lo que tuvo que volver a empezarlas con lo que se multiplicaron las prisas, los nervios y, por supuesto, los malos modos.
Marcano estuvo siempre en el ojo de Rakel, aunque no creo que pudiera reprocharle nada
La cantidad de elaboraciones y los inconvenientes llevaron a que Rakel dispusiera de un tiempo más que justo para emplatar, y sobre todo teniendo en cuenta que el emplatado requería un molde y solo disponía de uno para los 25 platos.
El momento del emplatado fue dramático para Rakel
Los últimos 10 minutos fueron muy distintos en uno y otro equipo. En el de Víctor, tranquilidad y autocomplacencia, que si vaya platazo, que si este es mejor que el de Rakel, que si no se me hubiera ocurrido presentar una ensalada y que eso no es cocinar, palabras indudablemente no manipuladas porque salían de su boca mientras emplataba. sin embargo, en el de Rakel, todo era tensión y prisas y tanto Víctor como Richard tuvieron que hacer un gran esfuerzo por no mandar a Rakel a ningún sitio lejano y desagradable.
Marcano con los ojos desorbitados por lo que le soltaba Rakel
Los primeros platos llegaron entonces a las mesas de los comensales, la primera impresión es que en el aspecto visual se lo llevó claramente Rakel, con un emplatado precioso, llego de color y elegancia.
Mereció la pena el esmerado emplatado
El de Víctor me pareció mucho más vulgar, la crema de arroz le quedó demasiado blande y se desparramó por el fondo del plato, mezclándose con el glaseado y esos hilos amarillos tan feos que le puso por encima. Además, no se por qué razón, le pareció buena idea incluir sobre el plato una cuchara de madera como de juguete que supuestamente servía para recoger la salsa del fondo del plato (que por cierto, al ser un plato llano, no tenía ningún fondo). Quizás fuera por la espera, por los focos, o por lo que sea, pero lo que salió en pantalla me pareció muy flojo.
¿No habíamos quedado en que todo lo que hay en el plato se come?
Los comensales no aclararon gran cosa sobre cual de los dos estaba más bueno, ambos gustaron, ambos sorprendieron, no hubo críticas a ninguno de los dos, más que nada porque el análisis fue completamente superficial. La decisión parecía que quedaba para los postres.
Contagiados de los chefs de la semana anterior, los comensales estuvieron complacientes
El montaje del postre marchó por los mismos derroteros que el del plato, muchos nervios y muchas prisas en el montaje de Rakel, donde había muchas elaboraciones; más tranquilidad y muchísima chulería en el de Víctor, otra vez la misma cantinela que si vaya postraco, que si aquí se nota la estrella michelín, que si no hay color, en fin, todo manipulado, por supuesto, nada salió en realidad de su boca.
Víctor encontró en Montoro el inesperado lametraserillos que necesitaba
En esta ocasión la guerra de la apariencia del plato se la llevó Víctor, esta vez si que el montaje resultó vistoso y gustó mucho a los comensales.
...de gavilanes
En el de Rakel se veía todo mucho mas amontonado, e incluso algunas elaboraciones parecían no tener la consistencia que le hubiera gustado a la valenciana (aunque lo que se vio en la foto estaba mucho más venido abajo que lo que llegó a las mesas)
Melange de vómitos y deposiciones felinas en texturas
Sin embargo, y siempre según el montaje del programa, la batalla del sabor se la llevó el postre de Rakel, y no porque el de Víctor estuviera malo, sino porque resultó mucho más sorprendente y original. Quedaba escenificar la decisión final, pero la cosa empezaba a decantarse.
"Ha sido una ciclogénesis de sabores"
Para Víctor, escuchar a los comensales fue un jarro de agua fría y se reflejaba en su cara de preocupación. Hasta el momento el había sido el más listo de la clase y todo había ido saliendo tal y como estaba planeado en su cabeza, pero de repente, en el último momento, la cosa se había torcido.
Víctor no daba crédito a lo que estaba sucediendo
A partir de ese momento Víctor volvió a sacar al estratega que lleva dentro, y en cada uno de sus comentarios trataba de dejar claro que, pasara lo que pasara, la única decisión lógica hubiera sido su victoria. De entre todas sus perlas (que no están sacadas de los primeros programas) destacaremos una: "no sabe cocinar, solo sabe montar platos", que fue secundada por Montoro con un lacónico: "está claro".
"Manu, ¿cómo haces tu eso de la cabeza?"
Los minutos de incertidumbre nos mostraron una Rakel insoportablemente histérica (reconocido por ella), y a Marcano y a Richard aguantando el tipo y animando a la valenciana para que intentara disfrutar del momento. Rakel. mientras tanto, con su habitual comportamiento bipolar pasaba de la esperanza no disimulada a un frío "me la pela" bastante poco creible.
"En verdad me la pela lo que pase!
Los minutos de incertidumbre dieron paso por fin al momento culmen de la noche, la extracción de los cuchillos. Justo antes, una nueva llamada de los jueces a la sensiblería, "¿a quién dedicaríais el triunfo?", "¿habíais soñado con este momento?". Los concursantes apenas podían soportar la tensión, y el momento, finalmente, llegó...
Miedo, sorpresa, y finalmente ira (aunque eso igual es por culpa del gif, jeje)
La primera reacción de Víctor fue ir a felicitar a la campeona, su frase: "enhorabuena, te lo mereces", después de lo oído anteriormente resultó más falsa que un billete de 13€, después, mirada retadora al jurado y reencuentro con sus familiares para recuperarse de tamaña injusticia.
"Ahí te pudras Enhorabuena Rakel, me lo merecía yo y te lo han regalado, te lo mereces"
En el bando de Rakel, como es lógico, se desató la euforia, lágrimas, besos y abrazos sirvieron para dar salida a la emoción contenida. Mientras tanto, Víctor regresaba al escenario con cara de no compartir la decisión del jurado.
Impresionante la capacidad analítica de Nacho
Solo quedaba ya la entrega del cutre trofeo que coronaba a Rakel como Top Chef de 2017, no sabemos si la última, trofeo que la valenciana fue rápidamente a compartir con Richard y Marcano, esos santos varones a los que habría que hacerles un monumento a la templanza.
Después de 13 programas, por fin vimos la sonrisa de Marcano, o quizás es que le estaban pisando
Termina así la cuarta edición del programa, la más floja de todas, donde la cocina ha quedado relegada a un papel muy marginal en el argumento, por debajo de los dramas personales, las peleas de patio de colegio y las pruebas tipo Grand-Prix. Quizás, la colección de fotos en blanco y negro no solo es un homenaje a lo que trabajan detrás de la cámara, quizás sea una despedida, el canto de cisne de un programa que agoniza por culpa de sus propios errores. Por cierto, entre esas fotos, casi desapercibida, pasó la imagen de un personaje casi anónimo, un tipo cualquiera que un día jugo a ser un estudiante sevillano, pero no coló...
¿Y AHORA QUÉ?
Pues ahora toca despedirse. Como en otras ocasiones para mi ha sido un placer dedicar tiempo a mantener con vida este foro pese a las dificultades, os agradezco a todos vuestra participación en los directos y en las crónicas, la cantidad de risas que me habéis proporcionado pagan con creces el tiempo invertido. No voy a ser yo el que nombre la palabra maldita, así que, a mas tardar, nos vemos en la quinta edición de Top Chef.