Tenía desde el principio del programa la sensación de que hoy se iban a cargar a uno de los favoritos, pero no pensé que fuera a ser mi favorito. Fran, quizás el concursante que más había brillado hasta el momento, se ha ido del concurso y se ha ido en mi opinión de manera bastante injusta, porque se escapa de toda lógica que la persona que ha acumulado el mayor número de inmunidades y que no ha hecho un mal plato en todo el programa se marche del mismo doblegado por la peor de todos los que quedan (al menos hasta el momento presente) con el único plato decente que ha hecho en ocho programas.

Distinto hubiera sido que el salmantino hubiera patinado en la prueba final, pero no lo ha hecho, y con la aparente igualdad que se mostró en la cata, tendrían que haber tirado de bagaje como han hecho en muchas ocasiones y haber salvado al que más méritos había acumulado hasta el momento, y ese no era otro que Fran.

Hoy vamos a cambiar de aires, hoy en vez de cocinar yo voy a presentaros una receta ajena. Sé que es tirarme piedras contra mi propio tejado porque cuando veáis este platazo y las pedazo de fotos que lo acompañan no vais a querer mas mis cutres cenas fulleras.

Después de muchos programas escondida en las pruebas de grupo, por fin pudimos ver a Marta cocinar en una prueba de eliminación, y como muchos pensábamos, el no haberse enfrentado nunca a este tipo de pruebas le pasó factura. Y aunque apostó firmemente por dotar a su plato de una carga emocional fuerte, la moneda salió cruz y su arroz homenaje a su abuelo (al que Susi liquidó sin reparos: "estaría muy orgulloso de ti..") acabó con la mallorquina fuera de Top Chef.

En cualquier caso, sin cata ciega y enfrentándose a dos de los grandes favoritos del programa, lo tenía muy difícil. Jamás sabremos si su arroz duro era realmente peor que la anguila con piel de David, lo que si que está claro es que, salvo que hubiera una cagada muy evidente, David no iba a salir del programa tan pronto, por mucho que Marta convirtiera la prueba en un culebrón de media tarde.

¿Es posible preparar una cena original, sana y nutritiva, un jugoso pescado fresco acompañado de verduras crujientes, en tan solo seis minutos? Pues para eso se inventaron las cenas fulleras, para demostrar que con cuatro trucos (de los que nadie tiene por qué enterarse), un plato tan delicioso como éste, lo puede hacer cualquiera en un santiamén.

Estábamos con las orejas tiesas esperando el nuevo linchamiento público de Bárbara que nos habían insinuado en el resumen de la semana pasada, y resulta que no lo ha habido, y mira que tanto Chicote como Yayo lo han intentado, pero nada, la gente se ha comportado.


Tampoco han dado apenas juego los concursantes del año pasado, no ha habido ni plásticos ni sudores, ni siquiera los habituales cuchillos volando, tan solo destacar que hemos descubierto que Iván era aún más estirado de lo que parecía (y vaya si lo parecía), que a Almagro le echaron una maldición el verano pasado y no hay manera de que se la quite de encima y que Miguel Sudorman necesita una mano urgente con el diseño de su chaquetilla...


Así, con las espectativas no cumplidas, la sorpresa ha venido de la mano de Honorato, que se ha buscado la eliminación por querer transformar un calamar en zanahoria, empresa que se antojaba, al menos a priori, bastante complicada. La suerte esta vez fue para Inés, que haciendo un auténtico mamarracho de plato se ha salvado en su primera prueba de eliminación.

Cuantas veces no hemos estado paseando por la calle y nos ha atrapado el delicioso olor a caramelo caliente de un puesto de garrapiñadas. Pues eso mismo nos pasó el otro día paseando entre los puestos de la "Feria de la Torta del Casar" en El Casar de Cáceres, de repente nos envolvió ese delicioso olor que a más de uno nos trae recuerdos de infancia, así que nos acercamos a comprar.

Pero además de las tradicionales almendras, la señora estaba preparando pipas de girasol garrapiñadas. Tan segura estaba de la calidad del producto que las daba a probar a todo el que pasaba y casi todo el que probaba caía. Pues nosotros caímos, pero además nos marcamos el reto de prepararlas en casa, lo cual resultó bien sencillo y muy agradecido, porque sacamos dos tarros enteros. Lástima que luego duren tan poco...

Quizás ha sido el programa más aburrido de la segunda temporada de Top Chef, han pasado pocas cosas, casi nada. Una guerra de restaurantes muy sosa y una prueba final en la que ha caído la principal candidata a caer, Rebeca, una nueva muesca en el revólver de Honorato.

Rebeca ha afrontado la prueba de eliminación casi con la convicción de que iba a ser ella la eliminada. Como ella misma ha dicho, se ha dejado llevar a ver que salía, y cuando se pone tan poca pasión, suele salir cruz.