Rememorando a Jesús Almagro el día en que lo eliminaron de Top Chef, podría inventarme una historia sentimental sobre cómo este plato cambió mi vida. Podría contaros que mi abuelo era pescador y que mi abuela tenía un huertecito donde cultivaba un poquito de todo y que cada domingo acudíamos a su humilde cabaña de pescadores a comer con ellos lo poco que tuvieran. Y podría contaros que aún se me ponen los pelos de punta al recordar esa cazuela borboteante de judías del huerto cocinándose a fuego lento, y cómo mi abuelo llegaba con las almejas recién cogidas y las añadía directamente a la cazuela sin siquiera quitarles la tierra. Y no os quedaría más remedio que creeros que fue entonces cuando decidí que de mayor tendría un blog de cocina....
Conmovedor, ¿verdad?. Colaría, pero seamos sinceros, en aquella época no había blogs, ni internet, y sólo existía el spectrum y además mi abuelo era carpintero y mi abuela ,que guisaba muy bien, hacía pantalones y no tenía huerto. Pero ¿hace falta alguna excusa para marcarse un platazo de judiones con almejas y langostinos como este?...