¿Existe algún momento que no sea bueno para preparar un ceviche? Yo creo que no, a mi por lo menos me encanta, esa combinación de sabores y texturas es absolutamente insuperable y además plantea para el que cocina el interesante de reto de intentar hacerlo cada vez diferente.
Y es que el ceviche es de esos platos que a partir de la receta básica permite variaciones prácticamente infinitas. En este caso las circunstancias me han llevado a este delicioso ceviche de gallo con aguacate y granada, y ha sido todo un éxito.
Aunque no está claro de donde es originario este plato, el ceviche es la bandera de la gastronomía peruana. Aunque la variedad de posibles ingredientes es casi infinita, en mis ceviches no falta la lima, el limón, el cilantro y la cebolla roja. Me gusta también la textura untuosa que aporta el aguacate, la chispa que proporciona el chile y el dulzor y jugosidad de alguna fruta.
En este caso me he decantado por el gallo del lunar (en otros lugares llamado de San Pedro), un pescado blanco muy típico en las costas de Cádiz. La fruta elegida ha sido la granada, una fruta de temporada que me está resultando enormemente versátil ahora, que gracias al árbol repleto de ellas que tiene mi hermana, dispongo de un flujo inagotable de estos frutos.
En este caso, tuve la suerte de encontrar en el mercado una variedad de chile que no había probado hasta el momento, el chiltepín, conocido también como el oro rojo de Sonora. Es un chile pequeñito y turgente, dicen que no muy picante (aunque a mi me pareció incendiario) que se cultiva y utiliza en México, donde es muy apreciado por aromatizar los platos sin alterar los sabores.
Y es que el ceviche es de esos platos que a partir de la receta básica permite variaciones prácticamente infinitas. En este caso las circunstancias me han llevado a este delicioso ceviche de gallo con aguacate y granada, y ha sido todo un éxito.
Aunque no está claro de donde es originario este plato, el ceviche es la bandera de la gastronomía peruana. Aunque la variedad de posibles ingredientes es casi infinita, en mis ceviches no falta la lima, el limón, el cilantro y la cebolla roja. Me gusta también la textura untuosa que aporta el aguacate, la chispa que proporciona el chile y el dulzor y jugosidad de alguna fruta.
En este caso me he decantado por el gallo del lunar (en otros lugares llamado de San Pedro), un pescado blanco muy típico en las costas de Cádiz. La fruta elegida ha sido la granada, una fruta de temporada que me está resultando enormemente versátil ahora, que gracias al árbol repleto de ellas que tiene mi hermana, dispongo de un flujo inagotable de estos frutos.
En este caso, tuve la suerte de encontrar en el mercado una variedad de chile que no había probado hasta el momento, el chiltepín, conocido también como el oro rojo de Sonora. Es un chile pequeñito y turgente, dicen que no muy picante (aunque a mi me pareció incendiario) que se cultiva y utiliza en México, donde es muy apreciado por aromatizar los platos sin alterar los sabores.