No se si es que nos hemos vuelto inmunes al sensibleo o simplemente es que, de tanto ir a la fuente, al menos con nosotros, han acabado rompiendo el cántaro. El caso es que, en medio de un despliegue de lágrimas sin precedentes en cuanto a intensidad y duración, lo único que soy capaz de sacar en limpio es que el nivel no da ni para hacer una tortilla de patatas decente. No vale la escusa de la emoción, ni el "es que estaba más preocupado de él o de ella", es increíble que de nueve aspirantes que aspiran a ganar "el concurso de cocina más exigente del mundo", ninguno fuera capaz de clavar una tortilla de diez...
...y eso que alguno tenía la firme voluntad de "clavar" lo que fuera
Tras la sobredosis de lágrimas, mocos y babas, llegó la prueba de grupos, que en este caso se entrelazó con una extrañísima repesca, en la que saltaron chispas entre Dania y Esmeralda por un error a la hora de elegir los puestos de trabajo que nadie quiso subsanar a tiempo. El afortunado repescado fue David, el simpático cántabro tendrá la oportunidad de disfrutar alguna semana más de los dardos de Bordi.
Demostró gran habilidad poniendo helado en el café
La prueba de eliminación nos trajo la confirmación de que el comando sur se está diluyendo como un azucarillo. En este caso, la víctima fue Daniel, que siguiendo su línea habitual, optó por no arriesgar, y ya sabemos que sin riesgo, el margen de error es mínimo. Así que barba por barba, pasamos el trago de la repesca y, ahora si, cada semana descontaremos un escalón hacia la final.