Como me sobraron unos trozos de bacalao de los pavías que preparé ayer, me he lanzado a preparar probablemente la mayor fullería que he hecho hasta el momento, voy a improvisar un bacalao con tomate con trozos de bacalao fresco, tomate frito de bote y una lata de guisantes. El resultado es rápido, barato y sorprendentemente bueno. Lo acompañaré de un poco de arroz tricolor del Mercadona cocido y frito con ajitos, completando así un plato sano y equilibrado.

Como ya he expresado en alguna ocasión, el señor Mercadona no es santo de mi devoción por su particular concepto de los derechos y obligaciones de los trabajadores, pero eso no quita para que podamos encontrar en las estanterías de sus supermercados productos de calidad a un precio razonable y que nos hagan la vida más fácil.

En esta receta he usado su tomate frito receta artesana, ya analizado exitosamente en la receta de empanadillas de atún y huevo duro, y su arroz tricolor, así como guisantes de lata de la marca Carrefour.

1. Ponemos todo el tomate en una sartén y lo calentamos a fuego medio. Cuando empiece a borbotear, le añadimos 100 ml de agua, lo mezclamos bien y volvemos a esperar que se caliente. El añadir agua nos servirá para que la evaporación que se produce mientras se cocina el pescado no espese demasiado el tomate.

2. Con el tomate caliente, sumergimos en él los trozos de bacalao y lo dejamos que se vayan cocinando a fuego lento durante 20 minutos. Conviene ponerle una tapa de esas que tienen agujeritos, para que pierda menos agua y no salpique.

No es por poner los dientes largos a nadie, pero esta pequeña chapuza pasó la prueba con nota y faltó pan para rebañar hasta la última gota de salsa del plato.

El bacalao quedó estupendo, desprendiéndose en lascas como corresponde, e impregnó con su delicado sabor toda la salsa de tomate, que aguató el envite muy bien.

Ya he hablado anteriormente de la salsa de tomate recete artesana de Hacendado (en realidad es de Conservas El Cidacos), que es, para mi sin duda, el único tomate frito del mercado que se parece lejanamente a lo que es un tomate frito casero. Su sabor es fuerte pero agradable y aguanta bien tanto solo como de base de platos como este. Sólo lleva ingredientes naturales y está hecho con aceite de oliva, dicen, virgen extra. Obviamente está más bueno el hecho en casa, pero para una cena fullera está muy bien.

El arroz tricolor Hacendado es un clásico de la despensa de mi casa, es magnífico para ensaladas y guarniciones, malo sin embargo para guisar, además da un toque diferente, tanto por su aspecto como por su sabor. Producto fullero oficialmente aceptado.

Los guisantes Carrefour también pasan la prueba de fullerez, son pequeñitos pero se hacen notar bastante. Como ingredientes sólo llevan guisantes, agua y azúcar y, aunque no se pueden comparar a los frescos, si queremos dar un toque de color y sabor a algunos platos, estos guisantes dan el pego bastante bien.

Al final nos ha quedado una cena redonda, ya que con el arroz completamos con hidratos de carbono todos los nutrientes que lleva el guiso de pescado (proteínas de alto valor biológico, lípidos saludables, vitaminas y minerales)

Desde el punto de vista energético, una ración de este plato nos aporta aproximadamente 550 Kcal y su precio es de 1,80 € por ración.


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