Crónicas viajeras 2: La odisea de comer en Roma siendo turista

lunes, agosto 19, 2013

Hace una semana terminaba mi relato de la primera crónica viajera llegando a Roma un domingo a las tantas de la noche... Seis días por delante para disfrutar en esta primera semana de vacaciones de Roma y sus alrededores.

Como nuestra casa estaba a sólo 15 minutos del centro en tren, cuatro de esas seis jornadas las dedicamos a visitar lo más destacado de los monumentos romanos. El reto gastronómico consistía en comer en la calle, hacerlo bien y no resultar desplumados en el intento. En seguida nos dimos cuenta de que el reto iba a ser muy complicado de cumplir porque Roma, a estas alturas y en verano, se ha convertido en un gran y carísimo zoco, donde el objetivo de casi todo el mundo es vaciar la cartera del turista a la sombra de esos maravillosos monumentos que forman su patrimonio cultural.

El Coliseo y 100000 turistas


LA PRIMERA, EN LA FRENTE

Como nuestro primer día era domingo, decidimos hacer un  recorrido amplio por los monumentos públicos de Roma, por aquello de no tener que hacer colas que pensamos que entre semana serían menores. La Fontana de Trevi con sus millones de turistas, la Plaza de España, o la Via del Corso,  principal calle comercial de Roma, fueron pasando por nuestros ojos bajo un calor realmente sofocante (35 grados y una humedad del 200% o más). Finalmente, tras visitar el Panteón, llegó la hora de elegir donde comer...

El óculo del panteón nos dejó esta curiosa imagen


En las inmediaciones del Panteón de Agripa hay muchísimos restaurantes, todos ellos ofrecen interesantes ofertas para los turistas. Comida típica, menús turísticos, precios asequibles, puro marketing que desaparece en cuanto te sientas en una mesa. Nosotros probamos uno de ellos y pagamos la novatada...

La comida del menú era escasa y mala, pasta insulsa, carne de tercera y postres de mercadillo. Además, el menú no incluye generalmente las bebidas y a 5,50 € la cerveza la cosa se complica (de vacaciones y con este calor ¿se va a privar uno de una cerveza?).

El último engaño es el servicio (la propina), y consiste en que el precio no incluye ningún coste por el mismo, pero en la cuenta te clavan un 12 o 15 % por ese concepto.

En conclusión, un menú atractivo y de un precio tolerable de 15 € se convierte en un menú intolerable a un precio intolerable de 25 €.

Menos mal que pudimos resarcirnos cuando ya caía la tarde con uno de esos excelentes helados que hacen en Italia mientras paseábamos por la Piazza Navona junto a sus maravillosas fuentes.

Los helados si que dieron la talla


TROPEZAR CON LA MISMA PIEDRA

Dedicamos el abrasador lunes a visitar el Coliseo y los Foros Imperiales. Largas colas a pleno sol espantando a los miles de vendedores ambulantes que te intentan colocar cualquier cosa, agua, recuerdos, sombrillas, abanicos,....

Pero hay que decir que merece la pena el esfuerzo, todos los monumentos están muy bien conservados y pasear por ellos te lleva a la época del imperio. Es especialmente impresionante el Coliseo cuya visita se hace algo más agradable porque se puede encontrar sombra y aire fresco entre los numerosos pasillos.

La comida nos pilló por allí, y escaldados por la experiencia del día anterior ya habíamos buscado por internet un restaurante por la zona bueno y asequible, el Nerone. Pero estaba hasta los topes y por esa extraña enajenación que se sufre ante ciertas condiciones ambientales, nos pareció lógico pensar que si el Nerone era bueno, los que estaban cerca (aunque estuvieran semi-vacíos) debían ser igualmente buenos. Así entramos en el Oppio Caffé, no penséis mal, el nombre se debe a que está frente al parque del monte Oppio...

Un local grande y moderno, con dos niveles, camareros metrosexuales y unos servicios indecentemente sucios. En cuanto abrimos la carta percibimos nuestro error, platos de pasta a 12 € el más barato y platos principales por no menos de 20 €. Ante esta perspectiva, pizza o pasta y el postre en la calle. Lo único destacable fue una buena lasaña boloñesa. La pizza, quizás la peor de todas las que comimos en Italia. Nada más que decir, sólo sacamos en claro esta curiosa foto nuestra reflejados en el techo del bar, y la cara de tontos que se nos volvió a quedar.

Reflejos en el techo del local



TRASTEVERE, UNA POSIBLE ALTERNATIVA. (PERO ELLOS SON MÁS LISTOS QUE TU)

Tras una relajante escapada a la Toscana, el miércoles volvimos a Roma, y después de una estupenda visita a los museos vaticanos decidimos probar suerte en el Trastevere, el barrio bohemio de la ciudad situado al otro lado del rio Tiber.

El Trastevere se vende como una alternativa al turismo reglado, donde palpar el verdadero sabor de Roma, pero es una trampa para turistas dentro otra trampa para turistas, ya que, en este caso, lo que buscan es enganchar al turista avispado que pretende huir de los sitios para turistas. Y van y  te montan restaurantes para turistas a precio y calidad  de turista pero que parecen más auténticos que los otros.

Hace años, en mi anterior visita a Roma, comimos en un pequeño restaurante en Trastevere, cuatro o cinco mesas con público local, dos primeros a elegir, pasta a la boloñesa o lentejas, dos segundos, albóndigas o saltimbocca y tiramisú de postre. Nos encantó, y fue baratísimo. Así que fuimos a buscarlo, y resultó que la fiebre del oro se lo ha llevado por delante. Y el Trastevere está ahora repleto de estos restaurantes para turistas disfrazados de locales con encanto que huyen del standard romano.

Visto así resulta atractivo

Esta vez asumimos la derrota de antemano y entramos en el Aristocampo, con pinta de trattoria auténtica, con sus mantelitos de tela y decoración rústica, y un cartel en la puerta en el que decían estar en contra de los  menús turísticos.

Garrafas de vino, velas, guindillas, todo muy auténtico

En esta ocasión pedimos un par de entrantes. Por una parte aseguramos con un queso pecorino romano curado con mermelada de higos que estaba delicioso, por otra parte arriesgamos con una ensalada de pulpo que resultó ser más bien un aliño, con el pulpo gomoso e insulso. Ya tenemos claro después de un par de experiencias similares que en España se prepara el pulpo mucho mejor que en Italia...

Pecorino romano con mermelada de higos

El pulpo, un canto a la austeridad culinaria

Como platos principales se pidieron tres cosas distintas con desigual fortuna. El mayor triunfo fue el lomo de ternera, que pese a su presentación viejuna y su exceso de grasa estaba bien cocinado, tierno y delicioso.

La lechuga envejecida no hacía justicia a la carne

Lástima que yo optara por el saltimbocca, una especialidad romana que combina carne de ternera, jamón curado y salvia. Austerísima presentación y escasez de sabor en un plato que, como su nombre indica, debía ser una auténtica explosión.


Saltimbocca a lo pobre. Ponerle unas papitas al menos

La tercera elección fue cordero, de presentación igualmente austera. Tres trozos llenos de huesos y con un sospechoso sabor a cuadra. Que mal acostumbrados estamos...

Si pones esto en Segovia te encarcelan

Muy venido arriba por un tiramisú espectacular que había tomado el día antes en la Toscana, decidí volver a probar suerte, otros optaron por la pana cotta con chocolate. Los postres quizás fueron lo más correcto del almuerzo y mejoraron algo nuestra impresión del restaurante.

Un tiramisú decente...

...y una panna cotta muy golosa

Al final, gran sablazo de 32 € por cabeza, a todas luces excesivo para lo que habíamos comido y para nuestro presupuesto.

Nuestra visita a Trastevere subió algo el nivel culinario (aunque también subió bastante la ciuenta) pero tampoco fue ésta la respuesta a nuestro reto, porque cuando tu lo piensas, ellos ya lo han pensado antes que tu.


SALIR DE LAS ZONAS TURÍSTICAS, CUESTIÓN DE SUERTE

Para el jueves, nuestro último día completo en Roma, dejamos una de las visitas más recomendables para el que venga a esta ciudad por primera vez, las  catacumbas, lugares de reunión y oración de los primeros cristianos y que se convirtieron en gigantescos cementerios, pero sobre todo en fantásticas obras de ingeniería a varios niveles. Se mantienen a una temperatura constante de unos 15 grados en verano e invierno y son todo un ejemplo de aprovechamiento del espacio y los recursos.


Esta visita en el extrarradio de Roma nos permitió probar suerte fuera de las áreas más turísticas, y la hora del almuerzo nos alcanzó en las inmediaciones de San Giovani in Laterano. Se puede decir que tuvimos suerte, porque descartamos tres o cuatro sitios antes de dar con uno en condiciones, incluso probamos en un mercado, pensando si sería parecido a los que ahora se están poniendo tan de moda en España, pero salimos por patas de allí, principalmente por el hedor a desperdicios reinante...

Cuando ya casi nos habíamos rendido nos topamos con un pequeño restaurante, Al Vecchio Lotto, donde comimos y bebimos muy bien a un precio más razonable. El local presume de la calidad de su materia prima biológica y de su cerveza artesana y doy fe de que ambas cosas son muy buenas.

Una ensalada de ahumados, un plato principal cada uno, cerveza artesanal (deliciosa) y postre, en torno a 20 euros por cabeza.


UNA PRUDENTE DESPEDIDA

Parece que la mejor manera de comer bien y a un precio razonable en Roma es alejarse bastante de las zonas turísticas y buscar en foros especializados restaurantes que se ajusten bien a nuestro presupuesto.

Pero si estás en el centro parece ser que hay que seguir ciertas pautas:
  • Comprobar las recomendaciones de otros usuarios en los foros especializados
  • Leer bien la carta y los precios antes de entrar, tanto de la comida como de la bebida
  • Comprobar si el IVA y el servicio están incluidos en los precios de la carta
  • Que no se te caliente la boca pidiendo, porque Roma es muy cara y muchos pocos hacen un mucho
  • Observar el nivel de ocupación de los locales y el tipo de público que hay (local o turista)
  • No apurar a la hora de buscar, ya que si estás "canino" serás mucho menos exigente en la elección.
Teniendo presentes estas pautas, la noche del viernes bajamos al centro a despedirnos de esta hermosa ciudad y ver sus monumentos desde otra perspectiva. Pasamos por el Coliseo, el Castello de San Angelo, el Circo o la Plaza de Venecia y dejamos para el final La Fontana di Trevi donde, también de noche, pululaban cientos de turistas.

En las inmediaciones de la Fontana buscamos un sitio para cenar y, de acuerdo con lo dicho anteriormente, aterrizamos en la Spaghetteria L´Archetto, un local doble con muchas mesas dentro y fuera y con camareros de esos graciosillos que provocan opiniones demasiado dispares como para orientarte cuando miras en páginas como Tripadvisor.

A nosotros nos fue bien, pizzas y pastas con una variedad enorme y razonablemente buenas y una cuenta de unos 13 € por cabeza. La fórmula funciona.

En conclusión, a base de golpes se aprende y si te controlas, es posible comer en Roma decentemente y sin arruinarte, incluso en el centro.



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3 Comentarios

  1. Anda que no!! Es verdad que cuando te la dan en uno de estos restaurantes para turistas se te queda cara de haber hecho el tonto. Pero bueno, la experiencia es un grado y pra la próxima vez ya sabeis :)
    Yo cuando fui a Italia era muy joven y poco exigente gastronómicamente hablando. Por lo que un poco de pan y un queso comprado en el súper ya me iba bien... jajajajajaa
    Yo recuerdo haber comido pizza más que buena cerca de la Fontana de Trevi ;)
    Supongo que una semana os sabría a poco... es tan bonita Italia!
    Feliz semana
    besos

    p.d.: contesté a tu pregunta sobre el arroz... por si no te has pasado ;)

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  2. Roma está lleno de lugares para comer bien y a buen precio. Solo hay que salir un poco de las principales rutas turísticas. Hay una guia local que se llama "Roma nel piatto" bastante fiable y es una buena idea consultarla. Por otro lado, dejo aquí alguno de mis sitios preferidos:
    - Pizzeria Il Podista - Via TIburtina (San Lorenzo)
    - Osteria La Carbonara ( via Panisperma - cerca de Via Cavour): todo muy rico
    - Da Buccatino - Testaccio: destacan sus bucattini all' ammatriciana
    - Da Enzo - Trastevere: espectacular carbonara
    - Spirito Divino - Trastevere (algo más caro):cocina más refinada

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Sergio por tus recomendaciones, sin duda Roma esconde estos y otros magníficos lugares para deleitarse con su gastronomía. Nuestro fallo es que no solemos mirar recomendaciones de antemano y luego nos arrepentimos y nos pasa lo que nos pasa.
      Un saludo

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