Top Chef 1.2: ¿Para qué cocinamos?

sábado, octubre 12, 2013

Segunda entrega de Top Chef y el programa empieza a definirse un poco, ya vamos empezando a conocer la personalidad de cada concursante, su ambición, sus inseguridades, sus filias y sus fobias. Comienzan a esbozarse favoritismos y rivalidades, concursantes que buscan agradar a todos y otros que, sin embargo, son incapaces de hacerlo.

Pero antes de empezar a repasar el programa, me gustaría hacer una reflexión al hilo de lo ocurrido. ¿Alguien en su sano juicio pediría un plato hecho con aceitunas, arroz blanco y tinta de calamar?, creo que no, eso no puede estar bueno, por mucho que nos lo presenten muy bonito, por mucho que sea clavadito a una morcilla de burgos, eso, como ya digo, no puede estar bueno. 

¿Pero qué es esto?

¿En qué pensamos cuando cocinamos? ¿en engordar nuestra vanidad, en sorprender y agradar al que lo come o en ambas cosas a la vez? ¿hasta donde podemos arriesgar el sabor de un plato para buscar otras virtudes como una determinada presentación o un aspecto sorprendente? 

Para mi no hay duda, la comida donde debe sorprender es sobre todo dentro de la boca, la presentación ayuda, pero no es lo más importante, y en este capítulo de Top Chef hemos visto reiteradamente como cocineros de egos muy subiditos han priorizado otras cosas al hecho de que el plato funcione (como dice Chicote). Definitivamente eso no es engañar al ojo del cliente, es directamente engañar al cliente, y sinceramente, creo que la cosa no está como para que, encima de que pagas una pasta por comer en un restaurante "de autor", además tengas que tragarte las ínfulas de gran artista del susodicho autor...


UN CHINO DE HONG KONG, REY DE LOS IBÉRICOS 

Para sorpresa general, en la primera prueba apareció solo Chicote, es cierto que trajo un invitado, pero ¿donde estaba el resto del jurado oficial?. Sólo aparecieron a mitad del programa. Esto viene a confirmar la sospecha que sembramos la semana pasada, aquí quien manda es Chicote y los otros dos van a asumir mucho menos protagonismo.

La prueba consistió en preparar una tapa con base de ibérico en tan solo quince minutos y de manera individual, el premio sería conquistar la inmunidad hasta la próxima semana.

Desde el primer momento se vio el excesivo nerviosismo de los concursantes, y es que Chicote les acojona y mucho, y eso que una bronca suya es la banda sonora de "Sonrisas y lágrimas" al lado de una buena bronca de Gordon Ramsey (yo al menos todavía no he visto a Chicote decir que un plato sea una puta mierda).

Chicote, palillo en mano, explica la prueba

Pavor en su mirada

El nivel fue bajito, casi todos asumieron pocos riesgos con architrilladas combinaciones de dulce y salado, un poco de tal, un poco de cual, pero se parecían demasiado unas a otras. Paso bastante desapercibido el hecho de que Bárbara, la superodiada, se apropió para ella sola todos los elementos vegetales decorativos que había, así, la presentación de ella era vistosa y colorida, mientras que la de los demás fue mucho más discreta.

Chicote fue repasando las tapitas, el primer rapapolvo fue para Iván, el más jovencito, que presentó un ridículo "falso tomate" relleno, que en realidad lo único que tenía de falso era el rabito. Chicote hizo presa en el y le destrozó el juego de palabras como un león destroza una cría de gacela. Fue el principio de su inevitable caída.

¿Falso? tomate

La peor bronca fue para Borja, un tipo difícil de soportar por su gigantesco ego que encuentra difícil justificación, al menos por ahora, en su proceder en la cocina. Preparó un pincho con base de pan y un pegote de sobrasada enorme que desagradó tanto a Chicote que lo tildó de "pincho de bar". Herido, fue incapaz de asumir su equivocación y pasó el resto del programa malhumorado.

Borja intenta encajar el broncazo de Chicote

Para muchos, el peor castigo fue la indiferencia y sólo para unos pocos llegó la alabanza clara y rotunda. El gran triunfador fue Hung Fai, este simpático personaje que antes de dar a probar su tapa, en un alarde de humildad, quiso resaltar que él había sido el único en usar el jamón mientras que casi todos sus compañeros habían optado por la cecina. Tengo la sensación de que Hug Fai va a ser un gran competidor, porque aunque va de suavón, es ante todo un gran psicólogo y sabe darle a cada uno lo que necesita escuchar en cada momento, obteniéndo de esta manera unos réditos enormes en cuanto a popularidad entre sus compañeros.

Hung Fai celebra su triunfo con su amiga Eli.
¿Aquí hay tomate o falso tomate?

Pues la prueba del ibérico la ganó un chino, cura de humildad para nuestros compatriotas concursantes que entre miedos, inseguridades y autocomplacencia no entendieron, como él, que el mundo es de los valientes y que sin riesgo no hay victoria posible en un concurso como este.

La tapa de Hung Fai



PRUEBA GRUPAL, DIFÍCIL SER JEFE CUANDO TODOS SE CREEN JEFES

Quizás estas pruebas grupales sean las más difíciles de llevar en este programa porque cualquiera se siente con el derecho a criticar el estilo de liderazgo del otro, y es normal, porque en realidad no se trata de liderar un grupo de pinches, sino a un grupo de cocineros tan experimentados como tu mismo y que no admiten con facilidad gritos ni enmiendas.

La segunda prueba consistió en preparar un cattering para 100 personas consistente en tres tapas libres que tendrían que servir ellos mismos en el hipódromo de Madrid. Tras formarse los equipos, empezó a liarse la cosa...

Primero llegó la elección de capitanes. En el equipo gris, Hung Fai quiso dorar un poco la píldora a Borja tras la bronca de Chicote, lo propuso como jefe "para que se luciera" (y vaya si se lució), nadie se atrevió a rechistar y Borja, más ancho que alto, agradeció al oriental el detalle con un efusivo abrazo.

Gracias Hung Fai, tu si que sabes pelotear

En el otro equipo hubo más debate por la jefatura, y la insistencia de Bárbara en que fuera Jesús fue tal que, por no escucharla, todos acabaron aceptando. Sin embargo, Jesús pagó a Bárbara esa confianza de la peor manera posible, machacándola insistentemente y sin piedad, convirtiendo su natural nerviosismo en una auténtica caja de bombas.

Los equipos eligieron los ingredientes, y entonces llegó la "putada", ya que cada equipo fue invitado a quitar al otro el ingrediente que quisieran, y como era de esperar quitaron lo que más podía fastidiarles. A partir de ahí hubo que adaptar las ideas iniciales y comenzó la elaboración.  Hubo muchos gritos, carreras y puñaladas cruzadas.

La presencia de Ángel y Susi fue casi testimonial

En el equipo gris el principal desacuerdo estuvo entre Begoña y Borja, a la primera no le gustó nada el estilo de dirección de Borja, dominante, algo despectivo y sin dejar margen de maniobra a los distintos miembros del equipo, suya fue la frase del día: "la mujer en la cocina es necesaria, pero peligrosa". El conflicto estalló de camino al hipódromo, pero quedó demostrado que ante una situación así más vale sacarlo todo por el bien del equipo. Al final trabajaron mucho mejor y se llevaron el gato al agua.

Hung Fai media entre Begoña y Borja

En el otro equipo el problema duró hasta el final, porque Jesús, que al parecer es una garantía de éxito hizo una dirección muy decepcionante, desconfiando abiertamente de algunos de los miembros del grupo, en especial de Bárbara. Para colmo de males, se equivocaron eligiendo una técnica y sus "falsas cerezas de queso" llegaron estropeadas, por lo que tuvieron que hacer una chapuza a la que llamaron "semiesferas" de cereza, su derrota estuvo más que justificada.

La "semiesfera" de la discordia



TRAMPANTOJOS: HAY QUE ENGAÑAR AL OJO, NO AL COMENSAL

La última prueba tenía un planteamiento interesante, engañar al ojo haciendo creer que lo que hay en el plato es una cosa, para luego descubrir que es otra, igual o más deliciosa (porque si te crees que es algo delicioso y descubres que es una porquería no tiene mucha gracia).

El chef Diego Guerrero preparó como ejemplo un postre llamado "esto no es un huevo", original, bonito y presumiblemente delicioso, pero algunos de los concursantes no entendieron que la gracia de esto es hacerlo sin cargarte el plato.

Y así nos encontramos con la extraña morcilla de aceitunas teñidas con tinta de calamar y arroz que preparó Miguel, un canto a la nada, un derroche de imaginación sin sentido, porque si no se puede comer ¿para qué lo hacemos?. Tuvo suerte Miguel, ya que Iván, que antes había sacado pecho por la cantidad de concursos que había ganado, lo hizo aún peor con un risotto que ni siquiera parecía un risotto.

El mejor fue Antonio Arrabal, que preparó una sandía como si fuera atún, pero trabajándola para que supiera espectacular. El aspecto es ciertamente apetecible...

Sandía disfrazada de atún

Iván se fue a la calle, igual de sonriente que empezó y sin haber demostrado nada. Miguel, presentado como el malo malísimo la semana anterior, estuvo mucho mejor esta semana, y es que está claro que hay que dar tiempo al tiempo para ver de que va cada concursante....

Miguel se despide de Iván de esta peculiar manera


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5 Comentarios

  1. Buen resumen, lo he visto a trozos, parece que la cadena lo va repitiendo en las otras cadenas menores a cualquier hora, así que si no lo ves la noche del programa, no pasa nada, tienes toda la semana para ver lo que te has perdido.
    Yo no soy cocinera profesional, si que he crecido viendo a mi padre cocinero trabajar en restaurantes, le he visto en la cocina improvisando y solucionando emergencias por falta de ingredientes... pero estos cocineros teniendo tal almacén de comida como parece, veo raro que hagan platos tan simples, poco elaborados y faltos de imaginación.
    Yo tengo una (paella) sarten con difusor, es medida justa para hacer arroz para dos, y te puedo asegurar que esa paella ha probado mas variedades e improvisaciones en medio año que todos esos concursantes juntos.
    Deben probar eso de llegar del trabajo, Dios mio! Que hago hoy para comer? Abrir la nevera y hacer un arroz llamado "lo que diga la nevera" y salen unos arroces de morirse!

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    1. Me encanta tu comentario, eso de lo que diga la nevera es un diálogo habitual en mi casa (mío con la nevera, claro está), pienso igual que tú, yo que soy un mero aficionado si tuviera esa pedazo de despensa a mi disosición creo que haría maravillas, aunque claro está que no es lo mismo cocinar bajo presión.
      El programa de momento es algo decepcionante, pero esperemos que nos proporcione algo más de diversión en las próximas entregas.

      Un saludo.

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  2. Completamente de acuerdo. Para ser profesionales no he visto aún, un plato maravilloso. A ver si llega. Saludos

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    1. Pienso que llegarán, en cuando vayan soltando los nervios y los que saben empiecen a desarrollar su potencial.

      Gracias por tu opinión, un saludo.

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  3. Javi, ya estoy de vuelta de vacaciones... con faringitis pero vengo corriendo a leerte. De momento entre ayer y hoy me he visto los dos programas de Top Chef.
    Lo de la morcilla de aceitunas no tiene nombre!!! por favor, vaya asco!!! Yo creo que por ese plato merecía más salir Miguel que Iván, porque al menos el plato de este último, aunque no pareciera un risotto, era comestible.
    Tu crónica muy buena. Ya la había leído el domingo con los ojos medio abiertos, porque tras 13 horas de viaje estaba agotada, pero viendo después el programa puedo decir que lo has descrito todo muy bien.
    Sigo mirando tus posts
    besos

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