Top Chef 1.1: Aprovechando el terreno trillado
sábado, octubre 05, 2013
Muchos ya sabéis que aquí en Cocinar con-Ciencia somos masterchéfilos y que nos hemos reído muchísimo con las aventuras de Cerezo, el malenito, el superllorica José David o la cornúpeta Eva. Así que por una reacción natural en defensa de lo que uno considera como suyo, no tenía nada claro si quería o no seguir Top Chef, el nuevo reality gastronómico de Antena 3. Después de ver el primer capítulo, no aprecio grandes virtudes que permitan pensar que Top Chef vaya a superar en interés a nuestro icono televisivo, aunque al menos hay que darle el beneficio de la duda.
PESE AL ESFUERZO PROMOCIONAL, MAS MASTERCHEF QUE TOP CHEF
Ha hecho Antena 3 un gran esfuerzo promocional para este programa, ha paseado a Chicote por programas de tele y radio asegurando que íbamos a alucinar con el programa, ha metido cuñas publicitarias, avisos en pantalla, se han esmerado tanto que realmente existía bastante expectación por conocer este nuevo producto.
Chicote, en plena promoción
Pero en realidad llamar nuevo a este programa es mucho llamar, porque el formato lleva muchos años explotándose en varios países con mucho éxito. Somos muchos los que hemos seguido con interés algunas ediciones del Top Chef americano, y me interesaba saber si la versión española iba a parecerse más a su homónima estadounidense o iban a optar por parecerse más a nuestro exitoso Masterchef.
Y, al menos en este primer programa no existe ninguna duda, han optado por lo seguro y el programa se parece demasiado a Masterchef, mientras que las virtudes que han marcado el éxito internacional de Top Chef, al menos de momento, han quedado en un segundo plano.
EL MONTAJE DE LAS IMÁGENES
Y, al menos en este primer programa no existe ninguna duda, han optado por lo seguro y el programa se parece demasiado a Masterchef, mientras que las virtudes que han marcado el éxito internacional de Top Chef, al menos de momento, han quedado en un segundo plano.
EL MONTAJE DE LAS IMÁGENES
Lo primero que llama la atención al ver Top Chef es que tienes la sensación de estar viendo Masterchef. El montaje de producción es idéntico, buscando combinar ritmo frenético e imágenes de cocina hábilmente seleccionadas con "momentos confesionario" de los concursantes y "chivatazos" a la cámara de los jueces, además de los clásicos acercamientos de Chicote y compañía a tocar las narices de los concursantes y ponerlos aún más nerviosos de lo que ya estaban.
Esto era algo bastante esperable, si tenemos en cuenta que Masterchef tardó varios programas en dar con la tecla adecuada. Si algo ha funcionado anteriormente es de esperar que vuelva a funcionar y como el dinero es miedoso, los productores han decidido no arriesgar.
No obstante, si que me gustó el hecho de que pongan mucha más atención en la elaboración y emplatado de las recetas y a los comentarios culinarios de los jueces, que en los tejemanejes y rifirrafes entre concursantes. Quizás esto termine cuando los concursantes empiecen a sacarse los ojos, pero si se mantiene esta tendencia, al menos para mi, es un aliciente para seguir viéndolo.
Quizás era uno de los cometidos más difíciles, hacer olvidar al trío Pepe-Jordi-Samantha.
Para conseguirlo han traído a Chicote, animal televisivo con gran tirón, especialmente por sus broncas e indignaciones. ¿Pero encaja este modelo en un programa en el que la calidad de los concursantes es la bandera? Sinceramente creo que no. En la versión americana el jurado respeta mucho a los concursantes y los trata como son, profesionales de la cocina cocinando en unas circunstancias de presión extrema. En este contexto no cabe el broncazo ni el calentón del juez, porque esto automáticamente pone a los concursantes al borde del colapso cardiaco, y a los responsables del casting a los pies de los caballos.
Ángel León es un hombre más tranquilo pero combina dos facetas difícilmente combinables, la cercanía y la exigencia. Mucho "tío", "colega", "picha" pero luego no hay piedad. Pues yo lo tengo claro, si vas a ser un cabrón conmigo, no soy ni tu "colega", ni "tío" y mucho menos "picha". Exígeme, pero desde el respeto a mi persona y a mi trabajo que es el tuyo.
Susi Díaz es muy sosita, con un poco de aspecto de gobernanta, pero para mi fue la que trató con más respeto a los concursantes, la que habló más de los platos, de las intenciones, de los aciertos y de los fallos, intentando entender lo que había detrás de cada preparación.
Creo que se equivocan si pretenden buscar el éxito del programa en machacar los fallos de los concursantes, porque es una gran incoherencia con el planteamiento inicial del mismo. Si se presupone el nivel de los concursantes, parte de ahí, muéstranos cómo crean, cómo trabajan, cómo elaboran, cómo emplatan, y será el carisma de los concursantes lo que hará triunfar al programa (eso al menos es lo que ocurre en la versión americana). Luego, cada uno de los jurados tendrá su rol pero partiendo siempre del respeto a los profesionales.
Esto era algo bastante esperable, si tenemos en cuenta que Masterchef tardó varios programas en dar con la tecla adecuada. Si algo ha funcionado anteriormente es de esperar que vuelva a funcionar y como el dinero es miedoso, los productores han decidido no arriesgar.
No obstante, si que me gustó el hecho de que pongan mucha más atención en la elaboración y emplatado de las recetas y a los comentarios culinarios de los jueces, que en los tejemanejes y rifirrafes entre concursantes. Quizás esto termine cuando los concursantes empiecen a sacarse los ojos, pero si se mantiene esta tendencia, al menos para mi, es un aliciente para seguir viéndolo.
LAS PRUEBAS, UN CALCO DE MASTERCHEF
A la hora de decidir la dinámica del programa no parecen haberse comido mucho la cabeza los guionistas de Top Chef y el parecido con Masterchef es asombroso. Según parece, cada programa constará de una prueba individual donde se ganará inmunidad y una prueba grupal que te salva de la prueba final de eliminación.
Para este primer programa la dinámica fue algo distinta, porque decidieron deshacerse de una tacada de cuatro de los quince concursantes, gran acierto desde mi punto de vista, pues nos evitará el aburrimiento de ver cómo los claramente inferiores van cayendo poco a poco en los primeros programas.
Así, distribuyeron por azar a los quince candidatos en tres grupos de cinco, cada uno con uno de los chefs del jurado. Susi mandó a los suyos preparar un plato de arroz, Ángel optó por la caballa como ingrediente base y Chicote por la pintada.
UN JURADO DEMASIADO PROTAGONISTAQuizás era uno de los cometidos más difíciles, hacer olvidar al trío Pepe-Jordi-Samantha.
En el jurado de Top Chef, Chicote lleva la voz cantante
Ángel León es un hombre más tranquilo pero combina dos facetas difícilmente combinables, la cercanía y la exigencia. Mucho "tío", "colega", "picha" pero luego no hay piedad. Pues yo lo tengo claro, si vas a ser un cabrón conmigo, no soy ni tu "colega", ni "tío" y mucho menos "picha". Exígeme, pero desde el respeto a mi persona y a mi trabajo que es el tuyo.
Susi Díaz es muy sosita, con un poco de aspecto de gobernanta, pero para mi fue la que trató con más respeto a los concursantes, la que habló más de los platos, de las intenciones, de los aciertos y de los fallos, intentando entender lo que había detrás de cada preparación.
Creo que se equivocan si pretenden buscar el éxito del programa en machacar los fallos de los concursantes, porque es una gran incoherencia con el planteamiento inicial del mismo. Si se presupone el nivel de los concursantes, parte de ahí, muéstranos cómo crean, cómo trabajan, cómo elaboran, cómo emplatan, y será el carisma de los concursantes lo que hará triunfar al programa (eso al menos es lo que ocurre en la versión americana). Luego, cada uno de los jurados tendrá su rol pero partiendo siempre del respeto a los profesionales.
LOS CONCURSANTES
Francamente creo que la elección de concursantes ha sido el mayor fallo que se ha podido ver en este primer programa. Después de vendernos que los concursantes iban a ser profesionales punteros del sector, seleccionados entre cientos de candidatos, resulta que aparecen una serie de personajes que para nada justifican su presencia en el programa.
Tres de los cuatro eliminados se suicidaron solos. Enrique, un jubilado sevillano con experiencia como jefe de cocina en el prestigios hotel Alfonso XIII se mostró perdidísimo, atolondrado y sin ideas, para colmo, despertó la ira de Chicote al no saber gestionar un corte sangrante en su mano que manchó de sangre unos calabacines.
Erika, simpática y entusiasta galleguita, desde el principio manifestó su incapacidad para manejar la pintada que le dio Chicote, hizo lo que pudo, pero sobre todo, le puso en bandeja su propia eliminación.
El caso más singular fue el de Eduardo, un personaje peculiar que nos hubiera dado mucho juego para el descojone de haber seguido en el programa. Eduardo es cocinero del Ministerio de Defensa. Tipo indolente y desmotivado (tampoco es de extrañar) y además peor estratega que los ingenieros de Ferrari. Se le ocurrió la brillante idea de, después de probar un marmitako cojonudo traido por David de Jorge (Del programa Robin Food de EITB), preparar otro marmitako, evidentemente peor que el anterior, adjuntando además frases históricas como "lo importante aquí es salir del paso".
"Aquí lo importante es salir del paso"
Lo peor de todo es que el suicidio de estos tres abrió el camino a Bárbara, que tras perpetrar sendos truñillos, no paraba de llorar y de decir que no merecía estar allí. En cualquier caso, una vez eliminada Erika, las otras tres mujeres podían estar más o menos tranquilas, aunque sólo fuera por mantener una cierta cuota femenina en el programa.
Para mi la gran sorpresa fue la eliminación de Vicente Cubertorer, un joven chef con trayectoria y con una parálisis en el brazo derecho, lo cual, imagino que muy a su pesar, lo convertía en un producto televisivo óptimo para despertar la ternura de los espectadores sensibleros. Ángel León se encargó primero de ponerlo más nervioso de lo que estaba mientras cocinaba y finalmente de expulsarlo sin posibilidad de repesca pese a que su plato no tenía nada de mala pinta... Quizás quisieron dar el mensaje de que para ellos lo importante es la cocina y no los personajes.
Los 11 concursantes definitivos
Ya se han encargado de presentarnos al villano oficial, Miguel Cobo, joven, ambicioso, viene a ganar y no lo disimula, es un lobo con piel de lobo, no cae bien de primeras, pero me parece que dice lo que muchos callan. Ya saldrán más villanos a lo largo del programa, lobos vestidos con piel de cordero que se tirarán al cuello de sus rivales, que no amigos, a poco que la cosa se tuerza.
De el resto, me llamó la atención el excesivo y nada zen nerviosismo del televisivo Hung Fai al que no se le nota nada su experiencia en Canal Cocina, el atrevimiento rasposo de la valenciana Begoña que tras llamar "puta paella" a su plato nacional se atrevió a preparar un plato digno del Guggenheim al que llamó "anarquía de un risotto", y la soberbia no disimulada del benjamín, Iván, que está convencido de que es el mejor y lo va a demostrar.
Anarquía de un risotto
Hay cocineros buenos, junto a otros no tan buenos, quizás un escalón excesivo entre unos y otros, veremos en los próximos programas si esa brecha se acentúa o los nervios van unificando un poco las evidentes diferencias de capacidad entre unos y otros.
¿QUÉ PODEMOS ESPERAR AHORA?
Pues basándonos en la experiencia previa de Masterchef, lo que debemos esperar es que el programa mejore, porque hay mucho margen de mejora. Imagino que a medida que vayamos conociendo a los personajes iremos empatizando con unos y aborreciendo a otros, y este componente emocional probablemente nos haga ver el programa con más interés.
Al jurado le pediría que se modere y que respete a los concursantes tratándolos más de igual a igual, que no busquen el fallo, sino el acierto, porque si no esto va a ser la segunda parte de Masterchef y en nuestro corazoncito solo hay hueco para uno.
A los productores y guionistas les pediría que no pierdan el enfoque cocinilla, porque aunque surjan historias y rivalidades que tendrán que cubrir (incluso alimentar), esto al final es un programa de cocina no un reality más y, francamente, para ver a personajes extraños haciendo memeces y sacándose los ojos, a la misma hora tengo en Cuatro "¿Quien quiere casarse con mi hijo?", que al menos no engaña a nadie...
4 Comentarios
jajajaja... Javi, no he podido evitarlo. Ha sido abrir mi mail y ver que habías publicado y venir corriendo a comentar. Las maletas ya las tengo preparadas, o sea que puedo tomarme un respiro.
ResponderEliminarCoincido contigo en todo. De todas formas yo no sé qué hacían como concursantes los que fueron eliminados. Vamos!!! A excepción del chico con parálisis, los demás no debían estar ahí. El señor jubilado, de verdad ha sido un chef??? Pero si hasta yo lo hago mejor!!!
Para mí el momento puag! fue el del caldo con patas de pintada... uñas incluídas!!! por Dios!! qué asco!!!!
Ahora, te diré una cosa, entre tú y yo... si Chicote mancha de sangre un trozo de trufa de a 1.000 euros el kilo, o algo más caro, te aseguro que no lo tira y lo limpia.... lo que pasa es que era un triste calabacín y no pueden permitir que la gente piense que si vas a un restaurante te arriesgas a pillar una hepatitis o el sida. De todas formas, para la experiencia de ese hombre, muy mal gestionado ese corte.
A mí el malo malísimo me gusta... quizás porque no se esconde. Y no sé por qué me da que al final no será el más malo de todos ellos ;)
Voy a estar 2 semanas sin ver Top Chef, o sea que haz buenas crónicas que a la vuelta vengo a leerte!!
Besos
Desde el segundo 0 pensé que TopChef era una copia de MasterChef: la entradilla, el montaje de los vídeos, lo de donar los alimentos sobrantes a un banco de alimentos y hasta el archifamoso "Arriba las manos!!"
ResponderEliminarMucha gente opina que la presencia de un presentador le quita agilidad al programa, pero viendo Topchef eché de menos a Eva González. Creo que Chicote tiene un exceso de protagonismo. Además tiene que quitarse el rol de "Pesadilla en la cocina": desde esos planos inclinados sin mirar a cámara hasta las borderías que le suelta a los concursantes, pasando por unos "chistes" que no tienen gracia. La que mas me gustó fue Susi. Me pareció muy educada y profesional, pero creo que le falta algo de chispa.
Me quedo con el trío Pepe-Jordi-Samy. Si que es verdad que al principio estaban un poco encorsetados, pero poco a poco se fueron soltando y hasta eran graciosas esas batallitas Pepe vs Jordi. En ese aspecto el jurado de Topchef juega con ventaja porque ya saben en que había fallado el jurado de Masterchef.
Sin dudarlo me quedo con Masterchef.
Por cierto, he leído que Cuatro va a hacer otro reality de pasteleros con Torreblanca como maestro de ceremonias. Veremos a ver si no llegamos a hartarnos de este formato... Os dejo con el enlace: http://www.vertele.com/noticias/cuatro-lanza-el-masterchef-de-pasteleros-con-la-productora-de-supervivientes/
Un saludo, Patricia
Yo empece a ver Top Chef en la tele americana hace como 7 años, y cuando vi Master Chef me parecio una copia cutre. En el Top Chef americano, presentado por Padma Laksmi y con el Chef Colicchio a la cabeza del jurado, compuesto tambien por editores gastronomicos, criticos, chefs invitados, etc., y que participan en la deliberacion y expulsion, el nivel de todo dejaba en bragas al Master Chef y al Top Chef españoles.
EliminarSin duda el jurado tanto en protagonismo como en guion tiene que cambiar a mi juicio no estuvieron a la altura para nada y desde luego el tandem de Master Chef era mucho más interesante y, sobre todo, entretenido.
ResponderEliminarHabeis hecho una crónica excelente y coincido con vuestra opinión. Seguiremos hablando... esperemos con mejoría!! Un besazo!
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